Cultivar sus propias frutas y verduras es uno de los actos más importantes de la vida ecológica. No solo reduce las millas de alimentos (la distancia que los alimentos viajan desde donde se producen hasta el consumidor) a cero, sino que también le ahorra dinero. Y si usa técnicas orgánicas, puede contribuir al suministro de alimentos del mundo sin contribuir al uso de pesticidas y herbicidas tóxicos.
Puede cultivar con éxito una amplia gama de frutas y verduras en su propio jardín sin pesticidas tóxicos al hacer coincidir las condiciones de cultivo locales con las condiciones que más gustan a las plantas y utilizando técnicas orgánicas.
Al planificar su huerto, debe considerar cuánto espacio tiene, cuáles son sus condiciones climáticas (incluida la lluvia) y cuánto tiempo tiene para mantenerlo. Tenga en cuenta que la mayoría de las frutas y verduras tienen las siguientes necesidades esenciales:
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Suelo suelto, bien drenado y fértil: el suelo rico en nutrientes que da a las raíces espacio para crecer conduce a plantas más grandes y saludables.
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A pleno sol: de seis a ocho horas de luz solar al día ayudan a que las plantas crezcan más rápidamente.
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Refugio del viento: los lugares expuestos permiten que el viento dañe o seque las plantas.
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Fuente de agua constante: el agua es fundamental para la salud, el tamaño y la jugosidad óptimos de las frutas y verduras.
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Protección de la competencia: las plantas deben colocarse lejos de árboles o setos cercanos que les den sombra o les quiten la humedad a sus sistemas de raíces.
En general, los elementos más fáciles de cultivar en cualquier jardín incluyen:
Considere plantar variedades inusuales de frutas y verduras, especialmente aquellas que normalmente no puede encontrar en su supermercado. Por ejemplo, los tomates amarillos y las papas de pulpa azul pueden ser adiciones deslumbrantes a su plato. Muchas de estas se consideran variedades tradicionales , lo que significa que alguna vez fueron comunes, pero en gran parte han sido reemplazadas por tipos más comercialmente viables. La elección de semillas y plantas tradicionales ayuda a preservar la diversidad del acervo genético de frutas y verduras.