Si su gato se lesiona o se enferma, es posible que deba hacer un viaje rápido al veterinario o al centro de atención de emergencia. A continuación se muestra una lista de algunos síntomas que requieren que su gato consulte a un veterinario ahora:
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Convulsiones, desmayos o colapso.
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Lesión ocular, por leve que sea.
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Vómitos o diarrea: algo más de dos o tres veces en una hora aproximadamente.
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Reacciones alérgicas, como hinchazón alrededor de la cara o urticaria, que se ven más fácilmente en el abdomen.
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Cualquier sospecha de envenenamiento, incluyendo anticongelante, cebo para roedores o caracoles, o medicación humana. Los gatos también son especialmente sensibles a los insecticidas (como los medicamentos para el control de pulgas para perros) y los productos a base de petróleo.
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Picadura de serpiente o araña venenosa.
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Estrés térmico, por tener demasiado frío o demasiado calor, incluso si el gato parece haberse recuperado. (La historia interna podría ser bastante diferente).
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Cualquier herida o laceración abierta y sangrante, o cualquier mordedura de animal.
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Trauma, como ser atropellado por un automóvil, incluso si el gato parece estar bien.
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Cualquier problema respiratorio: tos crónica, dificultad para respirar o casi ahogamiento.
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Esfuerzo para orinar o defecar.
En caso de duda, de día o de noche, no espere: ¡llame a un veterinario!