En los Estados Unidos, la leche líquida de vaca se fortifica habitualmente con vitamina D. El jugo de naranja, la margarina y los cereales para el desayuno también pueden estar fortificados. Sin embargo, otros productos lácteos, como helados, yogur, quesos y crema agria, no suelen estar fortificados. En Canadá, se requiere que la leche y la margarina estén fortificadas con vitamina D.
La fortificación de los alimentos con vitamina D está cuidadosamente regulada, porque demasiada vitamina D puede ser un problema. Debido a que la vitamina D es una vitamina soluble en grasa y se almacena en el cuerpo, las ingestas excesivamente altas pueden ser tóxicas.
La buena noticia: puede dejar de consumir lácteos y aún así obtener vitamina D con productos no lácteos fortificados. Con el aumento de la popularidad de las bebidas no lácteas como la leche de soya y la leche de arroz, las marcas que están fortificadas con calcio también están fortificadas con vitamina D para hacerlas similares en nutrición a la leche de vaca.
Encontrar fuentes alternativas de vitamina D no es fácil. Muy pocos alimentos son fuentes naturales. Aquellos que son incluyen huevos y pescados grasos, como atún, salmón y sardinas. Por lo tanto, además de producir su propia vitamina D a partir de la exposición al sol o posiblemente obtener algo de las pocas fuentes de alimentos que existen naturalmente, su mejor opción para obtener una fuente dietética de vitamina D es comer alimentos fortificados. Tomar un suplemento de vitamina D también es una opción.
El hígado también es una fuente de vitamina D, pero no es una buena idea comerlo. El hígado de un animal es donde se depositan los contaminantes ambientales. Necesita vitamina D, pero seguro que no necesita una gran dosis de contaminantes junto con ella.
Las recomendaciones para la ingesta de vitamina D han sido objeto de un gran escrutinio por parte de los científicos últimamente. Las recomendaciones actuales son que los adultos de hasta 50 años obtengan 200 unidades internacionales (UI) cada día. Las personas de 51 a 70 años deben recibir el doble de esa cantidad, y las personas de 70 años o más necesitan 600 UI por día.
Recientemente, la Academia Estadounidense de Pediatría duplicó la cantidad de vitamina D recomendada para los niños de 200 UI a 400 UI por día. La razón del aumento es la creciente evidencia científica de que la vitamina D adecuada no solo protege los huesos, sino que también puede disminuir el riesgo de otras enfermedades, como el cáncer, la esclerosis múltiple y la diabetes.
Si sabe que su exposición a la luz solar es limitada y no está seguro de que está obteniendo suficiente vitamina D de los alimentos fortificados, consulte con su proveedor de atención médica o con un dietista registrado para obtener consejos personalizados. Su médico puede recomendarle un análisis de sangre para determinar si su nivel de vitamina D es adecuado. Es posible que necesite un suplemento.