No hay razón para tener miedo a la grasa, pero vivir Paleo y comer como sus antepasados cavernícolas significa un compromiso de comer los tipos correctos de grasa en cantidades que apoyen sus objetivos de peso y buena salud. Y eso significa que algunos métodos de cocción tradicionales, como el empanizado y la fritura, se eliminan de la cocina.
Afortunadamente, puede elegir entre muchas otras formas, como las siguientes, de cocinar carnes y verduras que conserven su nutrición y les infundan buen sabor:
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Asar a la parrilla: una parrilla caliente no solo cocina la comida, sino que también agrega una calidad ligeramente ahumada que realza el sabor y requiere poca o ninguna grasa adicional para cocinar, por lo que puede obtener las grasas de la carne o de un chorrito de una deliciosa salsa.
Las posibilidades de sabrosos bistecs a la parrilla, chuletas, kebabs y partes de pollo son infinitas, pero la parrilla también es una excelente manera de cocinar verduras. La gran superficie significa que puede cocinar muchos alimentos a la vez para las sobras en las que puede confiar durante toda la semana. Marina tanto las carnes como las verduras antes de asarlas a la parrilla para infundirles sabor.
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Estofado: cuando las carnes están estofadas, primero se doran a fuego alto para caramelizar el exterior y luego se cocinan lentamente en un líquido aromatizado para ablandar la carne y remojarla en los condimentos. El estofado se puede hacer en una sartén tapada en el horno o en la estufa en una olla pesada con tapa hermética.
La carne se puede hervir a fuego lento en agua o caldo con hierbas, especias y verduras. Este método funciona bien con cortes de carne más duros y económicos, lo que los hace tiernos.
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Saltear y sofreír: una sartén antiadherente significa que puede aprovechar los agradables sabores del salteado sin necesidad de agregar exceso de grasa. Cuando cocine en una sartén carne y verduras en rodajas finas y de tamaño uniforme con un poco de grasa, los ingredientes se doran ligeramente, lo que significa que los azúcares se caramelizan, agregando una profundidad agradable a los sabores naturales.
Puede agregar una variedad de condimentos para cambiar el sabor del plato; por ejemplo, simplemente agregue un diente de ajo machacado, un poco de aceite de oliva y un puñado de hierbas frescas justo antes del final de la cocción.
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Asar: no hay nada más fácil que colocar un pollo o carne asada en una sartén, rodearlo con verduras abundantes y meterlo en el horno durante unas horas. La carne se cuece en sus jugos naturales, y puede convertir la grasa en el fondo de la sartén en una salsa (después de hervir a fuego lento y colar). Simple, saludable y fácil.
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Cocción lenta: la magia de la olla de cocción lenta es que hace todo el trabajo mientras usted hace otras cosas como hacer ejercicio, trabajar, ir de compras o incluso tomar una siesta.
Las carnes y verduras se cocinan a bajas temperaturas durante períodos de tiempo más largos que otros métodos de cocción, por lo que la carne se ablanda y los sabores se funden. Puede hacer de todo, desde carnes asadas hasta curry y sopas en una olla de cocción lenta con un mínimo de alboroto.
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Cocer al vapor: este método puede ser la mejor manera de optimizar la nutrición y el sabor de las verduras. El vapor bloquea los nutrientes en las verduras, iluminando su color y haciéndolas tiernas al morder. Las verduras al vapor se guardan bien en el refrigerador y se pueden recalentar y sazonar con sus grasas y especias favoritas, o se pueden comer frías y mezclarlas con su aderezo para ensaladas favorito.
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Caza furtiva: las pechugas de pollo y los filetes de pescado son ideales para la caza furtiva, ya sea para comer solos o para ensaladas. Hervir a fuego lento estos cortes en líquido (agua, caldo o caldo enriquecido con hierbas) los cocina suavemente, conservando su textura tierna y natural sin resecarlos.